martes, junio 02, 2020
TOSCO: RESPUESTA A JUBILADOS Y PENSIONADOS
En nuestro homenaje a los 51 años del Cordobazo, con la participación activa de
compañeras y compañeros que en esos años del Cordobazo, Rosariazo, y
muchas luchas, crearon nuestra Mesa Coordinadora Nacional de
Organizaciones de Jubilados y Pensionados de la R. A., muchos de los cuales
ya no están, reproducimos fragmentos de la carta enviada a los jubilados y
pensionados de su gremio de Luz y Fuerza, Agustín Tosco, dirigente del
Cordobazo y de las luchas por las reivindicaciones y por el rol de los delegados
y dirigentes sindicales en la elevación de conciencia del rol de la clase
trabajadora por destruir hasta sus cimientos la sociedad capitalista y por una
sociedad socialista, sin explotadores ni explotados.
Buenos Aires, Cárcel de Villa Devoto, 3 de Julio de 1971
Al recordar a los jubilados y Pensionados, sé que ellos
representan en general a los
fundadores de nuestra querida y gloriosa Organización
Sindical
Sé que en todos ellos está la semilla fértil de la larga
lucha librada a través del tiempo,
para que los asalariados fueran respetados como hombres con
dignidad personal, y
no tratados como simples instrumentos para amontonar
ganancias y prosperidad a las
empresas extranjeras.
Sé también, que pese a los años transcurridos, nuestros
hombres y nuestras mujeres
de edad, no han perdido su juventud y bregan con el mismo
entusiasmo y la misma fé
de sus días primaverales.
Porque cada reunión que hacen. Porque cada reclamo que
formulan. Porque cada acto
en que participan, significan la presencia de la rebeldía,
el espíritu de justicia y la
defensa de la dignidad.
Todo lo contrario al renunciamiento y a la resignación, que
son los verdaderos
indicadores de la senilidad, se tengan veinte u ochenta
años.
La lucha de la Clase Trabajadora, de los activos y de los
pasivos, es una sola y
persigue un común objetivo: la redención social del ser
humano.
En esa gran tarea estamos todos. Sin distinción de edades,
de religión o de ideología.
Sin diferencia de ningún tipo.
Estamos todos los que hemos comprendido que el trabajo de
ayer y el trabajo de hoy
han creado bienes de los que tenemos derecho a disfrutar, y
no sólo a mirar por la
vidriera como la usufructúan los que poco o nada hicieron
para que existieran.
Un momento para concientizar también sobre lo que muchas
veces se olvida: que
detrás nuestro hay un largo camino de sacrificio, de
sufrimientos recorrido por
quienes ya no están con nosotros.
Un día para que los adultos y la juventud ratificaran la
prosecución de esa sagrada
misión emancipadora del hombre y del pueblo.
Aquella vez, esta vez, y todas las veces que nos damos la
mano, que nos miramos la
cara, que hablamos de nuestras cosas, sentimos una profunda
e inquebrantable
identificación: Somos trabajadores, somos argentinos de
sangre o de espíritu que
queremos construir una nueva sociedad, una sociedad más
justa.
Una sociedad donde no haya viejitos que después de trabajar
toda su vida, tengan que
mendigar en largas colas una pobre remuneración o morirse de
hambre. Donde no
haya niños con toda una vida por delante que tengan que
padecer por desnutrición o
también morirse de hambre.
Yo no digo esto para apelar a una superficial sensiblería.
Pero también debo decir, que
muchas veces algunos exquisitos por no caer en la
“sensiblería”, se olvidan u omiten
la cruda denuncia del drama humano que se descarga sobre
vastos sectores de
nuestra población.
AGUSTIN J. TOSCO